NORTE Y SUR de BRIAN PERCIVAL (2004)


Hoy me he levantado con una sonrisa en la cara y he ido a prepararme mi té matutino (cosa que hago si he dormido bien y no necesito un palmero de café), después he encendido el portátil y me he dispuesto a hacer lo que ya tenía pensado desde ayer por la noche cuando me acosté: ver el último capítulo de Norte y sur. Ver esta miniserie de la BBC siempre es algo que me deja con una buena sensación en el cuerpo, es como ver por millonésima vez Orgullo y prejuicio, sabes que por más veces que la veas nunca van a ser suficientes y sabes que vas a pasar un rato estupendo por mucho que ya sepas como termina.

Norte y Sur es una miniserie de 4 capítulos basada en la novela homónima de Elizabeth Gaskell (la cual acabo de descargarme ahora mismo para el ebook), y no, no tiene nada que ver con la serie americana Norte y Sur ambientada en la guerra de Secesión y protagonizada por un joven Patrick Swayze. No, "mi" Norte y sur está ambientada en Inglaterra a mediados del siglo XIX, en una ciudad ficticia llamada Milton, una ciudad industrial llena de fábricas, de obreros cobrando una miseria para alimentar a toda su familia y de dictatoriales jefes que son incapaces de dar su brazo a torcer y mejorar las condiciones de sus empleados. Sin embargo, algo cambia cuando la familia Hale llega a Milton. Ellos vienen del sur de Inglaterra, donde aun no hay industria y donde las costumbres son totalmente diferentes a las del norte. Margaret Hale (Daniela Denby-Ashe), la protagonista de la historia, empieza con mal pie en la ciudad teniendo un encontronazo con uno de los dueños de las fábricas de algodón, el guapo señor Thornton (Richard Armitage), con quien tendrá una difícil relación llena de desencuentros desde el principio.


Norte y Sur engancha, eso es así. El guión es intachable y la ambientación es magnífica, ejemplifica perfectamente la atmósfera que se vivía en aquel momento, las contradicciones entre la vida apacible llena de protocolos que se extendía por Inglaterra desde el siglo XVIII y la nueva vida rodeada de máquinas, de trabajo, de sufrimiento y no tan interesada en perder el tiempo en llevar una cesta con comida para saludar al nuevo vecino. Todo está bien documentado, y me sorprendió muy gratamente que apareciera la Exposición Internacional de Londres de 1851, para la que se construyó el famoso palacio de cristal, el cual estuvo lleno de piezas exóticas venidas de Oriente, esculturas,... pero también de máquinas.
La hermosa fotografía de la serie nos muestra con un gusto exquisito las grises calles de la ciudad (Edimburgo para ser mas exactos, pues se rodó allí), la fábrica llena de pelusillas blancas del algodón, y en absoluto contraste, el sur, verde, lleno de flores y cielos azules. Su director de fotografía, Peter Greenhalgh, es quien se ha encargado de la fotografía de la segunda temporada de "Galerias Paradise". La banda sonora de Martin Phipps no se queda atrás y nos introduce aun más en la historia. 

A veces tengo la sensación de que me repito y de que ya no me quedan adjetivos para describir lo mucho que puede llegar a gustarme una película o una serie, pero en ciertas ocasiones es poco lo que pueda llegar a decir de una de ellas. Este es uno de esos casos, pues no en vano voy a hablar sobre esta serie en mi trabajo de investigación. Se que hay más gente como yo, que ávidos de series y películas victorianas las van viendo todas de forma compulsiva, pues he aquí una más de ellas, y si se me permite, una de las mejores.


Os dejo el enlace de youtube donde podéis ver el primer capítulo:



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