EROS de MICHELANGELO ANTONIONI, STEVEN SODERBERGH Y WONG KAR WAI (2004)
Se trata de una película dividida
en tres capítulos, cada uno de ellos dirigido por un director diferente. Los
temas comunes de los tres episodios son el amor, el erotismo, la sensualidad…
El primer capítulo, The dangerous
thread of things”, es el de Michelangelo Antonioni. La acción se encuentra en
la Toscana, donde un matrimonio aburrido se dedica a discutir; la pasión del
marido resurge cuando conoce a una misteriosa mujer. Francamente, ha sido
demasiado tópico, demasiado… Incluso la escena de sexo que se supone que es el
culmen de este capítulo ha sido bastante rollo. Antonioni, amigo mío, ¿Qué te
ha pasado? Tú antes hacías cosas interesantes, no digo que haya que llegar al
nivel de El eclipse o La aventura, pero un poco de calidad no estaría demás,
aunque sí estaría de menos tanta pedantería.
El segundo capítulo, “Equilibrium”,
es el dirigido por Steven Soderbergh. Soderbergh, más conocido por Ocean’s
Eleven y el resto de películas dedicadas a Danny Ocean y los suyos, nos cuenta
la historia de un ejecutivo neoyorquino en 1955, que estresado de la vida, va a
terapia, donde confiesa que tiene un recurrente sueño sobre una hermosa mujer a
la que no puede identificar. Sin duda, las imágenes en blanco y negro, y las
escenas del sueño, son bastantes más interesantes en sí mismas que la propia
historia, y no es que Robert Downey Jr. y Alan Arkin lo hagan mal, pero es que
me ha parecido un soberano coñazo.
Y por fin llegamos al tercer
capítulo, el de Wong Kar Wai, “La mano”. Una vez más, Wong Kar Wai nos deja
boquiabiertos. Vuelve a trasladar la acción a sus añorados años 60, donde el
aprendiz de sastre Zhang (Chang Chen), se enamora de la señorita Hua (Gong Li),
mujer inalcanzable para él y para la que realiza unos hermosos vestidos. He
aquí el eterno tema de Wong, el desamor. Nos muestra a su típico personaje
doliente, que recuerda con nostalgia el pasado a través de una serie de
flashbacks que muestran una época pasada más feliz que el momento presente. Los
personajes no muestran directamente sus sentimientos, sino que el espectador
debe intuirlos a través, no solo de las actuaciones de los actores, sino también
de la puesta en escena que expresa lo que los personajes no son capaces de
decir.
A mi modo de ver la única razón
para ver esta película es la última parte de esta, el mediometraje de Wong Kar
Wai, y no porque yo lo adore, sino porque realmente es el único episodio que
merece la pena. Si quereis ver algo interesante de los otros dos directores
recomiendo “La aventura” de Antonioni, y “Sexo, amor y cintas de video” o “Erin
Brockovich” de Soderbergh.
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